Tatuar lechones es una de las operaciones más odiadas por los criadores. Y, como en todas las tareas exigentes, hay que agudizar el ingenio para poder llevarla a cabo de la forma más fácil y rápida posible. En las granjas grandes hay que tatuar varios centenares de lechones a la semana por lo que, si no está bien organizado, acaba convirtiéndose en el compromiso semanal más difícil para los trabajadores, con la consecuencia de que a menudo se realiza mal y los tatuajes terminan desapareciendo o son ilegibles cuando los cerdos van a matadero.
Por esto, al visitar granjas, se pueden ver las distintas estrategias implementadas para hacer los dichosos tatuajes.
En la lista de estos "inventores" podemos incluir a Stefano y Gianpaolo que, al tener una grana de 1000 cerdas, han ideado este dispositivo que puede sujetar a una camada de hasta 12 lechones. Lo han fabricado ellos mismos y consiste en un "perchero" móvil donde se colocan los lechones de 10 días boca abajo. Un dispositivo especial les sujeta las patas traseras y se bloquea con un sistema de muelle para impedir que se puedan liberar.
Una vez colocada toda la camada, tres o cuatro personas trabajan en serie para la ejecución de los tatuajes:
- Tinta, tatuaje y masaje en la oreja;
- Tinta, tatuaje y masaje en el muslo, que es un requisito para la producción del jamón de Parma;
- Cualquier tratamiento sanitario programado.
La organización es fundamental, por lo que, para facilitar el trabajo, se ha instalado un compresor central y una tubería que distribuye el aire comprimido por todas las salas de parto, para poder conectar rápidamente la pistola de tatuaje desde cualquier sitio.